ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)
Recordemos
a Luis Herrera, gran ciclista colombiano, quien en una ocasión ganó una etapa
del Tour de Francia, subiendo primero al premio de montaña “fuera de categoría”,
pero en la bajada cayó, él se levantó y ensangrentado se montó en su bicicleta
y logró ganar la etapa, sin duda, esto requirió esfuerzo y valor. Recordemos
también que cuando Josué, líder de Israel, debe liderar la conquista de la
Canaán, Dios le dijo: “esfuérzate y sé valiente”. La verdad es que ningún
desafío significativo está ausente de esfuerzo y valor…
ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro
tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra
del trono de Dios” Heb. 12:1-2.
La
vida cristiana es similar a una carrera, y una cosa que debemos hacer para
correr bien es quitar los impedimentos u obstáculos que haya en el camino. Debemos
hacer la diferencia entre peso y pecado.
El término peso aquí, viene del griego onkos, que significa además: masa, carga, bulto, estorbo, implica doblarse o encorvarse por la carga, y “debemos despojarnos de eso” (hablamos de preocupaciones, ansiedad, falta de perdón, culpa, etc); y del pecado “que nos asedia (“que nos enreda”, “que distrae con facilidad”, “que obstruye”), es decir soltemos las cargas para correr livianos, y evitemos el pecado que hace tropezar y caer.
El término peso aquí, viene del griego onkos, que significa además: masa, carga, bulto, estorbo, implica doblarse o encorvarse por la carga, y “debemos despojarnos de eso” (hablamos de preocupaciones, ansiedad, falta de perdón, culpa, etc); y del pecado “que nos asedia (“que nos enreda”, “que distrae con facilidad”, “que obstruye”), es decir soltemos las cargas para correr livianos, y evitemos el pecado que hace tropezar y caer.
Ante
el desánimo, procuremos inspirarnos en Jesús. Él es nuestra máxima fuente de inspiración.
Jesús enfrentó oposición, tentación, calumnias, rechazo y traición, y debemos considerar
todo esto para no desanimarnos, por eso el pasaje bíblico también nos dice:
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores”.
El
texto en el versículo 3 nos dice “Porque aún no habéis resistido hasta la
sangre, combatiendo contra el pecado”, resistir aquí no es aguantar, el término
griego traduce literalmente: “enfilar tropas en contra de” “oponerse”, nos
habla de una actitud valiente y que se opone a la maldad y a las obras de las
tinieblas (Pensemos en los mártires del primer
siglo, o en los cristianos en países musulmanes).
Definitivamente la carrera de la vida cristiana requiere esfuerzo y valentía, virtudes que encontramos en la comunión con Dios.
Definitivamente la carrera de la vida cristiana requiere esfuerzo y valentía, virtudes que encontramos en la comunión con Dios.
Reflexión final: Dios es nuestra fuente de fortaleza, él ha
prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Confiemos
en él y en el poder de su fuerza, avancemos confiado en su presencia.
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