Fortalecidos por Dios y su palabra

Sermón: Fortalecidos por Dios y su palabra.   

 

 

 

Nos enseña la palabra de Dios en 1ª Pedro 2:2 “Desead, como niños recién nacidos la leche espiritual para que por ella crezcáis para salvación”.    

Debemos también tener presente que nuestro Señor Jesucristo dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. El alimento natural para nuestro cuerpo es vital, por eso lo tomamos a diario.   

Es muy importante, también tener presente que nuestro ser es tripartito (espíritu, alma y cuerpo), y que alimentar nuestro espíritu es fundamental, y esto se hace a través del estudio y lectura de la palabra del Señor.    

Es por eso, que cuando abandonamos la Biblia, es decir, dejamos de oírla, leerla y estudiarla, nuestro espíritu se hace vulnerable y débil a los ataques del enemigo, y las tentaciones golpean con fuerza. 

Es una poderosa bendición congregarnos, recordemos que el Señor Jesús iba a la sinagoga como era su costumbre (Lucas 4:16). Y cuando todos vamos al templo, o a  un evento religioso, o asistimos a una reunión de grupo donde nos van a compartir un mensaje cristiano, nuestro corazón tiene expectativa por la palabra de Dios.   

El pasaje bíblico de hoy (1ª Pedro 2:2), nos recuerda la importancia de mantener un deseo y anhelo continuo por la palabra de Dios, el Señor la usa para alimentar y fortalecer nuestra vida. 

Es interesante, ver cómo el Espíritu Santo a través del apóstol Pedro nos aconseja: “Desead (la palabra de Dios) como niños recién nacidos (como un bebe desea el alimento)”, pues estas palabras nos indican aquel profundo anhelo que debemos mantener por la Palabra del Señor. Ella ilumina nuestro camino, como lámpara a nuestros pies.    

La Biblia destaca la importancia de cuidar la palabra de Dios y la sana doctrina en nuestro corazón. Por ejemplo, los creyentes de Berea son mencionados en la Biblia, entre otras cosas porque ellos después de escuchar el mensaje estudiaban las Sagradas Escrituras para ver si estas cosas eran como estaban escritas (leer Hechos 17:10-11).  

Debemos destacar y tener en cuenta, el hecho de que el judío desde niño era enseñado en la Torá o Ley del Señor (podemos decir que aprendía a leer con ella), y debía memorizar partes completas de ésta para la celebración del Barmitzvah (aquella celebración judía en la que a los trece años se convertía en hijo del pacto o hijo de la ley).  

 

 

 

En los evangelios podemos ver y leer que el mismo Señor Jesús fue un Maestro reconocido por todos. El ministerio de la enseñanza fue notorio y destacado a lo largo de su ministerio en esta tierra.   

Cristo debe ser glorificado en todas las cosas; por eso cuando se nos da la oportunidad de compartir la Palabra de Dios debemos procurar exaltar su nombre. Y por supuesto, para hablar de él definitivamente debemos hablar primero con él en nuestro tiempo y espacio de oración.   

Esto es muy importante, porque detrás de todo mensaje cristiano debe haber un encuentro con Cristo primero. No debemos buscar a Dios porque tenemos que enseñar o predicar, sino porque sabemos que separados de él nada podemos hacer. Toda la gloria y honra le pertenecen.   

Procuremos entonces, buscar la presencia de Dios, en su bondad él nos dará Su palabra, y con ella seremos alimentados, fortalecidos y equipados para hacer la buena obra de Dios en nuestra vida. Y que podamos decir como el salmista: 

“Cuan dulces son a mi paladar tus palabras. Más que la miel a mi boca”. Salmo 119:102.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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Comentarios

  1. El que atiende a la palabra prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor!
    Proverbios 16:20

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