Nada nos puede separar de Cristo

Nada nos puede separar de Cristo. Romanos 8:37-39

 

 

 

La llegada del Señor Jesús a Galilea se describió en los profetas como la Luz que resplandecía en medio de las tinieblas. En la tierra  de Israel hubo muchos y grandes cambios en todos los aspectos, en el plano social, religioso, humano, pero ante todo en el tema espiritual, ya que Jesús vino proclamando el evangelio del reino de Dios, trayendo sanidad, libertad y vida.  

El mensaje del Señor Jesús implicó la caída de muchas estructuras religiosas y tradicionales, que no se ajustaban a la verdad de Dios revelada en las Sagradas Escrituras. 

Es precisamente por todo esto, que los sacerdotes levitas, los escribas y fariseos se oponían con tenacidad y procuraban estorbar el ministerio del Maestro. Sin embargo, el Señor Jesús le hacía frente a todo esto, él perseveraba y salía siempre vencedor. 

Es muy importante, tener en cuenta que en la actualidad nuestro Señor Jesucristo vive en nosotros (como hijos de Dios), y por él podemos vencer todo obstáculo y toda oposición que nos quiere detener en el plan del Señor.    

Con razón nos dice la palabra de Dios según la Carta a los Romanos 8:37-39 que “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó. Por lo que estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura nos podrá separar del amor de Dios que es en Jesucristo nuestro Señor”. 

Por la misma Biblia, y por nuestra experiencia de vida podemos concluir que cuando el Señor Jesús aparece en cualquier escenario, todo es transformado por gloria y su poder.

 

 

 

Aunque el diablo, el reino de las tinieblas y sus demonios quieran oponerse a los planes de Dios, el poder del Señor triunfará. Su luz siempre resplandece haciendo huir los poderes de las tinieblas.   

Los evangelios nos muestran y presentan al Hijo de Dios, Jesucristo es Aquel que sacia a los sedientos, restaura al caído, da vida eterna al perdido, y por su poder podemos confiar plenamente en su cuidado y en su poder sobre todas las cosas. 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.


Anexo 1: Nada nos puede separar de Cristo.

Romanos 8:39 “Ninguna cosa creada nos podrá separa del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. En la vida del apóstol Pablo podemos ver esta verdad, nada nos puede separar del amor de Cristo. 

La palabra de Dios nos enseña que hasta los más grandes hombres de Dios tuvieron que luchar contra diferentes adversidades y obstáculos, pero confiaron en el poder del Señor, vivieron poderosos milagros y victorias; ellos pudieron superar sus dificultades y sus enemigos, pues nada nos puede separar de Dios.

 

 

Es posible superar las adversidades de la mano de Dios.   

En ningún momento el apóstol Pablo negó la realidad de los obstáculos y de las adversidades, aunque estemos en el camino del Señor. De hecho, él por predicar el evangelio experimentó persecuciones, oposición, traiciones, naufragios, peligros, encarcelamientos y muchas otras cosas más.   

Sin embargo, el apóstol era consciente de la perfecta voluntad de Dios en su vida, y conocedor de que las aflicciones presentes, no son comparables con la gloria venidera. Los ojos de Pablo estaban puestos en Cristo y en el galardón, seguro de que nada lo podía separar del amor de Dios en Cristo Jesús.    

La Sagrada Escritura nos enseña lo que el apóstol Pablo escribió a los Filipenses, estando en la cárcel de Roma por predicar y servir al Señor Jesucristo: Filipenses 1:12-14 

“Hermanos, quiero que sepáis que las cosas que me han acontecido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal modo que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo Jesús en todo el pretorio, y a todas las demás personas. Y la mayoría de los hermanos, fortaleciendo su ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven con fuerza y diligencia a compartir la palabra del Señor sin temor”. 

En la cárcel estaba el apóstol Pablo, no por delito alguno; él estaba allí por predicar a Jesucristo el Señor. Al parecer, algunos hermanos estaban desanimados por estos acontecimientos; pero, Pablo dice aquí que todo esto ha resultado en bendición, ya que él estaba evangelizando a los soldados romanos, y los hermanos afuera inspirados por el ejemplo de Pablo, anunciaban el mensaje del Señor con pasión y fuerza.  

La Biblia y la vida misma nos enseñan que los problemas y las dificultades son reales; pero, debemos verlos como oportunidades donde Dios desea manifestar su poder, cuidado y amor hacia sus hijos.  

Es también muy importante, tener en cuenta que nuestro buen Dios desea enseñarnos en todas las situaciones de nuestra vida; a veces los problemas ciegan nuestra visión, porque permitimos que éstos aflijan nuestro corazón, y esto estorba el ver a Dios en su gloria y poder.   

Tengamos en cuenta, que en este caso, la adversidad era la cárcel; pero, pueden ser problemas con los hijos, con las finanzas, en el matrimonio, en el servicio a Dios, entre muchas otras cosas; pero de todas ellas nos puede librar el Señor. Debemos confiar en su poder y cuidado.

 

     

 

Aunque los obstáculos sean grandes, nada nos puede separar del amor de Cristo. 

Nos dice la palabra de Dios en la Carta a los Filipenses 1:3-5 “Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora”. 

Es importante destacar que aunque el apóstol Pablo estaba en una celda en aquella cárcel, él no abandonó ni renunció a su vida de oración. Por el contrario, oraba por los hermanos de la iglesia, y a su vez ellos oraban por él, según nos dice la Carta a los Filipenses 1:19 “Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación”. 

No podemos negar que en algunas ocasiones, las adversidades terminan afectando nuestra comunión con Dios, quizá porque permitimos que el stress o la ansiedad generen en nosotros preguntas incorrectas, como por ejemplo: “¿Por qué Dios no me responde rápido?”; o tal vez, y de manera equivocada concluimos: “Dios no me escucha”, o penamos que él está lejos de nosotros. 

O podemos terminar creyendo mensajes mentirosos del diablo, como por ejemplo: “Eres indigno de las bendiciones de Dios”, o “Esto es lo que te mereces, Dios te está castigando”, entre muchas otras cosas. Argumentos inspirados por las tinieblas para derribar la vida de oración, la fe y la esperanza del hijo de Dios.   

Sin embargo, Dios utiliza la fe del apóstol Pablo para enseñarnos con su ejemplo, en estos tiempos es cuando debemos hablar más con el Señor, leer su palabra, nutrir nuestra fe, y procurar su presencia. 

La Sagrada Escritura nos enseña a través de muchos ejemplos, hombres de Dios que vivieron momentos  muy difíciles, pero la oración y fe en el Señor fueron sus armas para vencer. Igual acontece con nosotros hoy, confiemos en Dios y no abandonemos nuestro clamor, el Señor se manifestará con su gloria y poder a nuestro favor, y lo hará en el momento perfecto.   

Nada nos puede separar del amor y del gozo de Dios en Cristo. 

La palabra de Dios nos dice en Filipenses 4:4 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: Regocijaos”. 

Debemos recordar aquí que la Escritora misma nos enseña: “El gozo del Señor es nuestra fortaleza”. Entonces, el apóstol Pablo se fortalecía en el gozo de Dios, y era de tal manera esta fuerza en él, que podía animar a los hermanos que estaban en libertad. 

La realidad de que el apóstol Pablo estuviese en la cárcel y anime a los que están afuera en libertad, nos enseña que el gozo del cristiano no está sujeto a las circunstancias que lo rodean, sino a Dios mismo. Podemos decir entonces, que tu vida no está determinada por tus difíciles circunstancias, sino el poder de Dios a tu favor. El caminar con Cristo te asegura tu victoria en toda circunstancia. 

Como podemos ver el apóstol Pablo alienta a la iglesia de Filipos desde la cárcel, diciéndoles: “regocijaos en el Señor, siempre”, y la palabra “siempre” nos está diciendo que independientemente de las circunstancias, tu gozo está en el Señor, y esto transforma tu actitud, tu fe y tu esperanza ante las adversidades.   

Debemos también tener en cuenta que el apóstol Pablo no se lamenta, ni tiene lastima de sí mismo, ni cae en la tristeza ni en la autocondenación. Entonces, el gozo de Dios es un escudo contra la depresión y sentimientos mal sanos, que afectan nuestra salud espiritual, emocional y física. Puedes confiar en Dios, nada nos puede separar de Cristo.       

Es plena la confianza en la verdad: Nada nos puede separar de Dios.  

Nos dice la palabra del Señor en Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. 

A lo largo de la Sagradas Escrituras, podemos ver cómo el Señor nos alienta e instruye para ir a su presencia y pedirle todo lo que necesitamos. El mismo Señor Jesús nos enseña en los evangelios diciendo: “Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá, buscad y hallareis”. En Dios tenemos toda provisión y ayuda.    

La Biblia nos enseña que Dios es nuestro Padre, perfecto proveedor, y podemos con confianza acercarnos a él y contarle lo que estamos viviendo, y las necesidades que tenemos; y él poderoso y misericordioso nos responderá, él nunca nos fallará. 

Sabiendo que nada nos puede separar de Dios, recibe la paz del Señor. 

Nos dice la palabra de Dios en Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo”. 

Debemos con fe y confianza acercarnos a Dios, hablar con él y presentarle todas nuestras necesidades con sencillez de corazón y con toda sinceridad. No tengas vergüenza de hablarle a Dios sobre tus batallas, debilidades y temores, él es fiel y bondadoso, él nos comprende, nos ayuda y aconseja para avanzar en victoria. 

Es muy importante acudir a Dios, pues cuando depositamos en las manos del Señor nuestras necesidades y dificultades, no sólo tendremos la certeza de su respuesta, sino que en el momento mismo de Dios vendrá a nuestra vida su paz. Aquella paz sobrenatural y poderosa, única y especial.    

Es importante aquí, tener en cuenta que el término “guardará” se traduce de la palabra griega “froureo” que significa además: montar guardia militar, poner espías en las puertas, protección.  

De este modo, podemos ver entonces que la paz de Dios es superior a nuestro entendimiento, protegerá nuestros corazones y nuestros pensamientos, por lo tanto no seremos víctimas de los dardos del enemigo de nuestras almas. 

Viene a ser la paz de Dios un escudo a nuestro alrededor, la paz del Señor será como un cerco militar que nos protege, y tendremos la seguridad de la repuesta poderosa de nuestro Señor Jesucristo. Nada nos puede separar del amor de Dios. 

Teniendo la certeza de que nada nos puede separar de Cristo, debemos también cuidar nuestra mente. 

Nos dice la palabra de Dios en la Epístola a los Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. 

La Biblia nos enseña que nuestra mente viene a ser como un almacén o deposito, se llena de aquello que llevamos allí, y luego esa será nuestra despensa o lugar de provisiones. La palabra de Dios nos enseña en el libro de Proverbios: “Según el pensamiento del hombre, tal es él”. Entonces, nuestros pensamientos terminan determinando nuestro estilo de vida, y nuestra actitud ante toda adversidad o problema.   

Sabiendo todo esto, el apóstol Pablo por el Espíritu nos dice: “Piensa en todo lo bueno, en todo lo que es de buen nombre y que sea digno de alabanza”. 

Debemos también considerar o tener en cuenta que después de la Biblia, leer un buen libro cristiano, desarrollar conversaciones que te edifiquen, establecer amistades que promuevan tu crecimiento y no las que derriben o cuestionen tu fe, son aspectos muy importantes.          

Conclusión: El pasaje bíblico de hoy, nos permite concluir que podemos superar nuestras dificultades confiando en el Señor Jesús, llenando nuestro corazón de la paz de Dios, edificando nuestra mente correctamente, y permitiendo que Dios haga en nosotros su buena voluntad, él siempre nos llevará al mejor destino, de su mano superaremos los obstáculos del camino, pues nada nos puede separar de Cristo Jesús Señor nuestro.   

Romanos 8:39 “Ninguna cosa creada nos podrá separa del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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Comentarios

  1. Y serán para mi especial tesoro. Malaquías 3:17

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  2. bueno saludos primeramente la enseñanza nunca termina ! pero alli vamos gracias Dios le bendiga!!

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    1. Muchas gracias por dejarnos tu comentario. Dios bendiga tu vida y familia.

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