EL CRISTIANO ES TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO

EL CRISTIANO ES TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO
Hoy día los nacidos de nuevo en Cristo somos templo del Espíritu Santo, somos casa o tabernáculo de Dios. Esto implica que estamos consagrados o dedicados para el Señor y que sólo él con su presencia es quien debe llenar éste templo o casa. 

Dios mismo expresa el deseo de llenar al creyente con la presencia del Espíritu Santo, por eso nos aconseja: “no os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución, más bien sed llenos del Espíritu Santo”… 





EL CRISTIANO ES TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO

“Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” Éxodo 25:8.

Lo primero que debemos considerar es que la casa es para el Señor. Dios encomienda a Israel construir un santuario exclusivamente para él. Dios diseña, él revela la manera y forma del lugar y es el hombre quien debe construir. Esto nos recuerda que Dios trabaja en equipo con el hombre.

Los cielos harán cosas tan grandes como compromiso haya en la tierra. Cuando vemos las grandes cosas que Dios hizo con la iglesia primitiva podemos preguntar ¿Por qué Dios no hace las mismas cosas hoy? Más bien creo que debemos preguntar ¿dónde está el mismo compromiso que tuvieron los cristianos del primer siglo? 

La presencia de Dios en el Antiguo Testamento moró en el tabernáculo (en el desierto) y en el templo (en la ciudad de Jerusalén), pero hoy somos templo o morada del Espíritu Santo. Ésta verdad o propósito de Dios ha sido una revelación gradual para el hombre. 




El Señor habitó en el tabernáculo por el desierto (cuando se detenían el tabernáculo iba en el centro de las doce tribus); luego habitó en el templo, que era la sede de la vida espiritual del pueblo de Israel (lamentablemente por la dureza del corazón humano se convirtió poco a poco en un centro religioso más que en una fuente de vida espiritual).

En tiempos de nuestro Señor Jesús el lugar de culto era el templo en Jerusalén y/o la sinagoga. En el primer siglo aunque estaba el templo, vemos también las sinagogas (estas edificaciones eran construidas en las regiones dónde vivieran por los menos una decena de judíos). En los comienzos de la iglesia cristiana los creyentes se reunían en el templo y en las casas (Hch. 5:42).  

Las sinagogas eran construcciones que se hacían con las ofrendas y aportes del mismo pueblo que quería reunirse y adorar al Señor. Qué bueno recordar aquí al Rey David quien dijo: “la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra de nuestro Dios”. 




Procuremos pues hacer lo mejor para nuestro Dios. Hoy día somos templo o tabernáculo de Dios, somos habitación de Dios mismo, que gloriosa es esta verdad y que privilegio tan grande. Ayúdanos Señor a cuidar y valorar tu presencia en nosotros.    
   
Reflexión final: La Biblia nos enseña que hoy día somos templo del Espíritu Santo. Permitamos a Dios hacer Su obra en nosotros de manera que éste templo (nosotros mismos) glorifique Su nombre, y ante todo debemos hacerlo porque le amamos y nuestro corazón está agradecido. Recuerda el cristiano es templo del Espíritu Santo.  
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)
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