DANIEL EN EL FOSO DE LOS LEONES
(Pastores
Gonzalo y Andrea Sanabria)
(Daniel en el foso de los leones) La victoria
pública del profeta Daniel en el foso de los leones estuvo precedida por la
íntima comunión con Dios en su cuarto. La unción implica intimidad con el Señor,
y te hace ir más allá del promedio. El texto de hoy nos dice: “Daniel mismo era
superior a los sátrapas, porque había en él un espíritu superior”. Esto nos
habla de la obra y evidencia del Espíritu Santo en la vida de profeta Daniel. Veamos este importante estudio
DANIEL EN EL FOSO DE LOS LEONES
“Pareció bien a
Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo
el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a
quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.
Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en
él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino”,
Daniel 6:1-3.
El imperio de
Babilonia acaba de caer en manos del rey Darío, de Media. El texto nos dice que
Daniel era superior a los otros gobernadores, Daniel se destacó, la gracia y el
favor de Dios estaban sobre él. La unción del Espíritu Santo reposaba sobre él,
y por eso: “era superior”, desde el hebreo significa: “llegar a ser el
principal”, “distinguirse”.
El mismo
Nabucodonosor y luego su hijo Belsasar, ambos reyes de Babilonia, le dijeron a
Daniel: “sobre ti reposa el espíritu del Dios Santo”. La unción del Espíritu de
Dios sobre ti, se hará notoria a los demás, aún ante los no creyentes. Su
presencia y poder es evidente, no se puede ocultar.
La intimidad con
el Espíritu de Dios transforma nuestro estilo de vida: “Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a
Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta,
porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él”, Dan 6:4.
El testimonio que se da de Daniel aquí, debemos destacarlo, pues estaba en Babilonia: centro religioso, económico, político y cultural, reconocido por su abundante idolatría, inmoralidad y ocultismo.
El testimonio que se da de Daniel aquí, debemos destacarlo, pues estaba en Babilonia: centro religioso, económico, político y cultural, reconocido por su abundante idolatría, inmoralidad y ocultismo.
En medio de todo esto, Daniel se conducía rectamente ante los ojos de Dios. El anhelo de Daniel no eran los títulos, sino Dios mismo. No debemos descuidar nuestra pasión por Dios, recordemos que Jesús le dijo a la iglesia de Efeso: “Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor”.
Daniel es acusado
por su devoción a Dios, quien oraba tres veces al día, y es lanzado al foso de
los leones, pero el corazón de Daniel estaba confiado en el Señor. Por el poder
de Dios seremos testigos de los milagros y victorias en él. La unción es el
poder de Dios en el creyente que lo conduce con fuerza ante la adversidad, está
seguro de la protección de Dios (como el pastor hebreo que ungía a sus ovejas
en los oídos y ojos para protegerla de los insectos y sus infecciones).
Recordemos que “No es con ejército ni con fuerza sino con mi espíritu”.
Las tinieblas y
sus planes fracasan, como fracasaron los enemigos de Daniel. Durante la vida de
Daniel transcurrieron varios imperios: Babilonia, Media, Persia, y varios
reyes: Nabucodonosor, Belsasar, Darío y Ciro, ellos caían, pero Daniel
permanecía (en sus labores de la corte real), por qué? Porque el Espíritu de
Dios reposaba sobre él (y ésta es la diferencia).
Reflexión final: La Escritura
dice: “nunca falte ungüento sobre tu cabeza”, la unción nos habla del aceite
del Espíritu de Dios, aceite que debe ser renovado. Dios quiere a sus hijos
ungidos y transformados, por eso envió su Espíritu Santo. Fortalezcamos nuestra
comunión con Dios y veremos su gloria a nuestro favor.
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