(Pastores
Gonzalo y Andrea Sanabria)
Al volver del cautiverio en Babilonia, los judíos se
dan a la restauración de la ciudad de Jerusalén. Se atribuye la
reconstrucción del templo a Zorobabel y a Josué, los muros a Nehemías, pero la
restauración del culto y la práctica de la ley a Esdras, llamado por algunos
“el segundo Moisés”.
La tradición judía dice que conocía de memoria la ley de
Moisés, ocupó el lugar de sumo sacerdote y tenía sobre él la autoridad
religiosa y civil por orden del rey persa Artajerjes. Dios respaldo a Esdras
poderosamente, pues cuando hacemos aquello para lo cual Dios nos ha llamado,
siempre contaremos con su ayuda…
REFORMAS DE ESDRAS Y RESTAURACIÓN DEL CULTO A DIOS
“y se juntó todo el pueblo como un solo hombre delante de la puerta
de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de
Moisés… Y trajo la ley delante de la congregación… Y leyó en el libro delante
de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el
mediodía… y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley”,
Nehemías 8:1-3.
Esdras, cuyo nombre
significa “Dios es ayuda”, era un sacerdote y escriba erudito en la ley de
Dios. El texto de hoy nos dice que estaban unidos en la puerta de las Aguas,
para escuchar la lectura de la palabra de Dios.
Después del cautiverio los
muros reconstruidos tenían diez puertas, algunas de esas puertas eran: “la de
las ovejas, la de los pescados, la de los caballos” y c/u con características
propias, y aquí se menciona la de
las Aguas, algunos dicen que estaba cerca un manantial de aguas
llamado Gihón, y que por allí entraban las aguas al templo.
Es interesante que la
Biblia relaciona la obra del Espíritu Santo con ríos de agua viva, Jn. 7:37, y
también el poder de la Palabra de Dios con la vida que da el agua, Sal. 1.
Entonces hablamos de un momento donde Dios estaba trayendo sobre su pueblo
renovación y vida.
Es muy importante tener en cuenta que fue a través de la
lectura y estudio del libro de la ley, consideremos como lo hicieron:
1. “desde el alba
hasta el mediodía”, Neh. 8:2-3 (durante 5 o 6 horas).
2. “sobre un
pulpito de madera”, Vrs. 4, nos habla de valoración, prioridad.
3. “estaban
atentos”, Vrs. 5, destaca la reverencia, y compromiso.
4. “se humillaron
y adoraron”, Vrs. 6, y es que cuando Dios nos habla nuestro corazón se postra
ante su amor y grandeza. Tengamos siempre presente la verdadera adoración.
La adoración en
armonía con la Palabra de Dios produce arrepentimiento, Neh. 8:7-9, y nos conduce
al verdadero gozo. Literalmente dice el texto que ellos se gozaron por: el
perdón de Dios, y por haber entendido las palabras de la ley. La adoración nos
lleva a nuevos niveles de revelación, recordaron cosas que habían dejado de
hacer, como la fiesta de los tabernáculos, y experimentaron “gran alegría” que
hacía 800 años aprox. no vivían, Neh. 8:16-17.
Reflexión final: Adorar también es reconocer nuestra maldad y
arrepentirnos… adorar también es reconocer que morimos de sed sin Dios, adorar
es rendir nuestro corazón a la Palabra de Dios, es volverse a Dios, es
reconocer su grandeza y santidad, adorar también es gozarnos porque no hay otro
Dios como el nuestro.
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