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ALIMENTACIÓN DE LOS CUATRO MIL

ALIMENTACIÓN DE LOS CUATRO MIL
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

Dios tiene cuidado de sus hijos, conoce su humana condición y es su proveedor. Sin embargo, a veces las dificultades o crisis nos hacen dudar por momentos de ésta verdad. 

No importa el lugar (en el desierto o en la tierra de la abundancia), ni el tiempo (nublado o despejado), ni tu condición emocional (alegre o triste), Dios es el mismo y sigue teniendo el control de todas las cosas…




ALIMENTACIÓN DE LOS CUATRO MIL

“En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos… y mandó a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes… y los pececillos habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; Y comieron, y se saciaron. Eran los que comieron, como cuatro mil”, Marco 8:1-9.

1. Jesús conoce nuestra condición y nuestra necesidad. En el texto de hoy, observamos una gran multitud siguiendo a Jesús, y que no había comida para ellos. 

Vemos pues, que nuestra necesidad es integral: física, emocional y espiritual, y que Dios es nuestro proveedor integral. Él conoce también nuestro esfuerzo, pues hacía tres días le seguían, y el lugar no era el mejor, los discípulos lo llamaron “desierto”. 

Jesús sabía que estaban cansados y que se habían esforzado por llegar allí (“algunos han venido de lejos”). Para seguir a Jesús debemos perseverar, esto implica renovar las fuerzas, y eso solo se logra en la presencia de Dios. Esfuérzate en él, y sigue adelante, al otro lado hay un milagro.  

2. Nada es imposible para el Señor, pues nuestro Dios es sobrenatural. Es importante recordar  los milagros del pasado para fortalecer tu fe en el presente, y proyectarte en el futuro. Pero la incredulidad entristece y estorba la obra sobrenatural de Dios. 




Cuando el pueblo de Israel caminaba por el desierto una y otra vez se quejó, olvidando (como a veces nos ocurre) las maravillas que hizo Dios en Egipto, y los poderosos milagros en ese mismo desierto.

3. Los discípulos escucharon a Jesús, e hicieron lo que él les dijo, creyeron en un milagro y vieron la manifestación del poder de Dios. Debemos confiar en Dios, hacer nuestra parte y el resto lo hace él. Cuando ponemos nuestros recursos en sus manos, Dios los usa de manera sorprendente y para beneficio de muchos. 

Por eso, deposita tu confianza en Dios, sé diligente, verdadero y perseverante, aunque sea tiempo de pequeñeces, pues no es sino cuestión de tiempo para ver la gloria de Dios.




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