DIOS NO MIENTE (Devocional 010)

(Dios es fiel y cumple sus promesas, él no miente). Devocional Semanal (No. 010, Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria).

DIOS NO MIENTE

      Nos dice la Biblia en Génesis 21:1-2 “Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho”. Veamos este interesante estudio

Sin duda alguna, estamos viendo un gran privilegio en la vida de Sara, “Dios la visitó”, esto fue algo glorioso en su vida, pues Dios mismo vino a ella. Hoy día los hijos de Dios somos templo del Espíritu Santo, y debemos anhelar más que una “visitación”, debemos procurar una relación íntima y constante con Dios. Como hijos de Dios es necesario y vital que anhelemos estar con el Consolador, tanto como él anhela estar con nosotros, es por eso que leemos en la epístola Santiago lo siguiente:  

Santiago 4:5 “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”, sin embargo creo que por muchas razones, motivos o excusas nuestras, ese anhelo del Espíritu Santo de Dios es poco correspondido hoy día.                

El pasaje bíblico nos enseña que Dios hizo esto “como había dicho… como había hablado”, Dios lo había prometido y lo cumplió. Creo que todos nosotros hemos experimentado en algún momento de nuestra vida la decepción, la tristeza o el dolor, ante el incumplimiento de promesas que otros nos han hecho; pero cuando se trata de las promesas de Dios, podemos estar tranquilos y seguros, él no miente, él es fiel y todopoderoso para hacer como ha dicho. 

La Biblia nos enseña que Dios no se retracta, nunca falla, él cumple su palabra, pues en él no hay cambio ni sombra de variación, es decir en él no hay el más mínimo margen de error ¡Bendito sea nuestro Todopoderoso Dios!

Cuando ponemos nuestro corazón en los seres humanos o en ciertos instituciones fácilmente seremos decepcionados, pues el único en quien podemos poner todo nuestro corazón es en Dios. La Biblia nos enseña directamente: "... en la esperanza de la vida eterna, la cual, Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos" Tito 1:2.

La palabra de Dios nos enseña que Isaac nace en la vejez de Abraham y Sara. Recordemos que ambos se habían reído cuando Dios les hizo ésta promesa, pues eran de edad avanzada. Es en éste contexto cuando Dios pregunta: “¿hay alguna cosa difícil para Dios?” (Génesis 18:14), y la respuesta es una sola: “No, no hay nada difícil para Dios”, todo es posible para él. 

Por todo esto es muy importante tener claro que aunque veamos las circunstancias adversas y contrarias, aunque nuestra razón nos diga que no es posible y otros concluyan diciendo que es una fantasía, sí Dios lo dijo, él lo hará. Entonces persevera, continúa avanzando, él es fiel a su palabra, él no te miente y nunca te decepcionará. Gracias al Señor por eso.

Además nos enseña el pasaje bíblico que “Dios lo hizo en el tiempo que había dicho”. La verdad es que generalmente nos cuesta esperar, por qué? Por nuestro orgullo, por nuestra ansiedad, por querer mostrar resultados a los hombres, porque queremos decir: “yo tenía la razón”, entre otras razones.  

Y por supuesto debemos tener presente que Dios no está de afán, no se anticipa ni llega tarde, todo lo tiene planeado, nada lo toma por sorpresa, sólo requiere de sus hijos: obediencia, y una faceta de la obediencia es esperar los tiempos de Dios.  

Conclusión: Es muy importante fortalecer nuestra intimidad con Dios, pues él quiere estar con nosotros y allí nos hará entender su infinito poder y fidelidad para cumplir sus promesas en su tiempo, allí aprenderemos a caminar en armonía con los tiempos de Dios, y allí nos concientizamos que nuestra vida está en sus manos, las mejores manos que moldean nuestro carácter y nos guían por el mejor camino.     

Recuerda: "Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones" Deuteronomio 7:9.

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Servir a Dios es un gran honor y privilegio.

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