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LA RECOMPENSA QUE VIENE DE DIOS

LA RECOMPENSA QUE VIENE DE DIOS
Es fundamental consagrar o dedicar nuestra vida y dones al servicio del Señor. Esto implica renunciar a los anhelos o ambiciones egoístas, pues es Dios quien debe ocupar el primer lugar en nuestro corazón y en nuestra agenda de prioridades. 

En el contexto del pasaje de hoy vemos que Balaam consulta a Dios, y al comienzo éste obedece no yendo a maldecir a Israel. Pero cuando Balac aumenta la oferta por maldecir al pueblo de Dios, Balaam lo pensó dos veces. Ante la tentación debemos fortalecernos en Dios, pues como Jesucristo venció nosotros también por él podemos hacerlo…            




LA RECOMPENSA QUE VIENE DE DIOS

“Volvió Balac a enviar otra vez más príncipes, y más honorables que los otros; los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí; porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora, maldíceme a este pueblo” Números 22:15-17.

Aunque Balaam conoce el consejo divino, y ya escuchó la voz del Señor, él no renuncia a sus deseos, y en la voluntad permisiva (y no perfecta) de Dios, emprendió el camino al lugar donde estaba Balac para maldecir a Israel. Balaam toma una decisión equivocada por el deseo de recibir los regalos, honra y recompensa que recibirá del rey de loa amonitas.

El Señor Jesús nos da ejemplo, pues él renunció a su estado de gloria en el cielo con todos los privilegios que esto implica, tomando la forma de siervo y despojándose de todo, entregó su vida por amor a una humanidad caída. 

La Biblia nos enseña que debemos evitar las mezclas con el pecado, con lo ilegal, con las tinieblas, con lo oculto, todo esto desagrada a Dios. Algunos autores llaman a Balaam: “un extraño personaje de la Biblia”, su conocimiento de Dios estaba mezclado con los conceptos paganos y perversos de su época.

Balaam quería servir a Jehová Dios, pero con su propia manera de pensar, con su concepto personal de obediencia, de acuerdo a lo que él pensaba era la santidad. Balaam quería hacer las cosas a su modo, sin tener que vivir una vida correcta delante del Señor, y anhelaba los tesoros y recompensa de Moab, aunque éstos no vinieran de Dios.




El corazón de Balaam rebozaba de codicia, él deseaba los tesoros y regalos que Balac, rey de Moab, le ofrecía. Es interesante ver aquí que Balac significa: destructor, saqueador; esto nos indica que Balac no perdería sus regalos y tesoros (todo era simplemente una inversión de maldad, luego él mismo dejaría a Balamm sin nada).

Así actúa el enemigo de nuestras almas: ofrece regalos y cosas hermosas y atractivas para atraernos a él y luego destruye y saquea, dejando un panorama desolador. Todo es pues un sofisma de distracción para atrapar al creyente.

Es necesario que renunciemos a la maligna obstinación, al orgullo y terquedad. En Balaam se reflejan muchas de nuestras actitudes y motivos cuando Dios no nos quiere dar algo. 

Veamos por ejemplo: Dios no quería pero él insistía; el Señor no le permitió maldecir a Israel, pero él quería hacerlo (por dinero); como no pudo maldecir (es decir hacer el negocio), buscó otra estrategia (para recibir los regalos y tesoros de Moab), y aconsejó a Balac tentar a los israelitas con las mujeres de Moab, lo que tristemente tuvo éxito para el enemigo de Israel (Núm. 31:16 y 25:1-3). 

El corazón de Balaam se dejó llevar por la codicia y el dinero mal habido. Tengamos siempre presente que la verdadera recompensa viene del Señor Dios. La “recompensa o riqueza” del reino de las tinieblas es temporal, pasajera, frustrante, conlleva dolor y trae condenación con ella. 

El contexto de ésta porción bíblica, y los pasajes paralelos del Nuevo Testamento  nos enseñan que Balaam se perdió, él se condenó, 2 Pedro 2:15 (tengamos en cuenta que el contexto de ésta cita en Pedro son los falsos maestros y profetas).




La recompensa y los galardones que vienen del Señor, son puros, limpios, producen paz y gozo, y éstos nos animan e impulsan a continuar en Sus caminos, Hebreos 6:10, 13-15.  
    
Reflexión final: No te desanimes por las circunstancias adversas, niégate a las ofertas de Balac, no negocies ni vendas el don que Dios ha depositado en ti, sé fiel y Dios te recompensará mucho más de lo que tú esperas, persevera, el Señor es tu fuerza, no renuncies él está contigo.

(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)

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