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ROMPIENDO LA MALDICIÓN

ROMPIENDO LA MALDICIÓN
ROMPIENDO LA MALDICIÓN
A veces nuestra vida enfrenta circunstancias complejas y dolorosas, ante las cuales nos vemos completamente impotentes y sin solución posible (por ejemplo enfermedades sin origen detectado, crisis familiar continua y repetitiva, inestabilidad matrimonial generacional, fracasos financieros, etc). 

Los orígenes de todo esto, son diferentes, pero sin duda alguna, esto tiene una influencia espiritual, pero debemos tener presente que Dios ha prometido ayudarnos y “para esto apareció el Hijo de Dios para deshacer las obras del diablo”…        

ROMPIENDO LA MALDICIÓN

“Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” 1 Juan 3:8.

Comencemos definiendo el término maldición, desde el hebreo nos dice que maldición es: ser insignificante, liviano, disminución de una condición anterior, declaración de juicio. En el griego, maldición es: declaración de juicio, dedicado a la destrucción, invocación de un poder para dañar.




Es un estado donde la persona es disminuida o reducida, y entra en una condición  de impotencia, donde vive el juicio divino por el pecado, o es dañada o atacada por poderes demoníacos al no tener la cobertura de Dios.

Proverbios 26:2, (una maldición no tiene efecto alguno, si no tiene lugar, razón o causa que la autorice, ésta cita dice en la versión DHH nos dice: “Como gorrión perdido o golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llegará a su destino”). Luego la maldición tiene poder cuando tiene una razón o causa que la haga legal. 

La Biblia también nos enseña que un juicio de maldición puede transmitirse generacionalmente, Éxodo 20:4-5. La versión (PDT) nos dice: “No te inclines ante ellos ni los adores porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Castigaré por el pecado de los padres a los hijos, e incluso a los nietos y bisnietos, por culpa de los que me desprecian”. Entonces vemos que los hijos y nietos pueden heredar bendición o maldición (Éxodo 34:6-7; 2 Timoteo 1:5).

En las citas anteriores observamos que hay una herencia más allá de la física, es la herencia espiritual, también en la 1 Pedro 1:18 dice: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,  la cual recibisteis de vuestros padres”, entonces de nuestros antepasados recibimos también factores espirituales que inciden fuertemente en nuestro estilo de vida presente. 




Sin embargo debemos tener en cuneta que esto no justifica una vida de desobediencia, pues a todos nosotros Dios nos da la capacidad de tomar decisiones respecto a lo que hacemos… no estamos llamados a repetir la historia o aflicción de nuestros antepasados, en Cristo somos llamados a ser libres.

Así como Cristo rompió las ataduras que ataban al endemoniado gadareno, o las cadenas que afligieron por años a la mujer encorvada, o a la mujer con flujo de sangre, él sigue rompiendo con su poder las cadenas de enfermedad, aflicción, muerte y ruina, en medio de su pueblo. 

Con la autoridad de Dios y guiados por el Espíritu rompamos las maldiciones presentes y/o generacionales en nuestra vida y en la de nuestros hijos, declarando las palabras de bendición de Dios sobre nuestra vida y familia (en un próximo articulo enseñare sobre “Evidencias o señales de las maldiciones”).   




Reflexión final: Dios nos ama, pues somos sus hijos, y sí todo padre terrenal desea lo mejor para sus hijos ¿cuanto más nuestro Padre celestial desea lo mejor para nosotros? Por eso envió a su Hijo primogénito, y no sólo para darnos salvación, sino para que cumplamos los hermosos planes de Dios en nuestra vida. Dios es todopoderoso y en él se rompe toda maldición. 

(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)

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3. MOISÉS SALVADO DEL RÍO NILO 

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